Antiguamente, las joyas familiares se guardaban y sólo se sacaban en esas ocasiones realmente especiales como la pedida de mano o el día de la boda, donde era común que la futura novia heredase alguna reliquia de su familia o de la familia del futuro marido, y que la luciera como parte de su look nupcial. Hoy en día no es tan habitual invertir en joyas de alta joyería, muchos menos pensando en las generaciones futuras; quizás una consecuencia de la crisis económica o tan sólo por ese desvanecimiento de las viejas costumbres.

Por suerte, todavía hay familias que conservan esa nostalgia que nos permite descubrir joyas únicas que van pasando de generación en generación.

Heredar una joya de la familia tiene un significado muy personal y más aún sentimental. Detrás de una de estas joyas siempre hay una fecha importante, un recuerdo especial o una persona querida. Y en el caso de esas piezas que se heredan con motivo de la boda, todo un pasado que ha perdurado a través del tiempo y de los distintos lazos familiares que se cruzan.

Para una novia heredar una joya familiar tiene un valor sentimental único e incalculable.


 

Joyas para novias.

Joyas para novias.

Fotos, cortesía ©Alejandra Salido

 

Un buen ejemplo de esas novias que heredan joyas de la familia (o en algunos casos tan sólo las lucen, dado el valor histórico de dicha joya) lo encontramos entre la realeza, donde las royal brides lucen las más exclusivas piezas de los joyeros reales, especialmente coronas y tiaras. Los humildes joyeros de nuestras madres y abuelas aún atesoran preciosos pendientes, pulseras y broches (las joyas más típicas y fáciles de acabar convirtiéndose en herencia familiar) que si bien no son –ni tienen por qué serlo– carísimas joyas, tienen una belleza y un valor sentimental más que incalculable.

Para lucir con éxito una joya tan especial, ten en cuenta estas dos premisas:

1/ El tipo, diseño y estilo de la propia joya.

2/ El protagonismo que le quieras dentro de tu look de novia.

Por ejemplo, los anillos son mucho más fáciles de integrar en tu estilismo, pero quizás quieras lucir una tiara muy específica o unos pendientes vintage. Incluso puedes dar un giro a la joya ‘reconvirtiéndola’. Así lo hizo Elena que integró en su vestido de novia, a modo de “aplique joya” en la espalda, una pulsera de amatista, coral y esmeralda que pertenecía a su madre.

No hay nada más bonito que esos recuerdos que se mantienen con el paso del tiempo y que se impregnan en los objetos, ¿no crees?. Y si no tienes ninguna joya ‘especial’ qué heredar, siempre es buen momento para empezar tu nueva tradición familiar.

Pendientes de novia con zafiros y halo de diamantes / Foto, cortesía ©Lucía Alonso

Joyas para novias.

Alessandra de Osma el día de su boda luciendo una joya familiar: la tiara de la Casa de Hannover.

 

Los joyeros de las Casas Reales suelen abrirse en las bodas, dejándonos ver las más exclusivas e históricas coronas y tiaras familiares.


 

Joyas para novias.

Pulsera de diamantes y perlas / Foto, cortesía ©Lucía Alonso

Joyas para novias.

Joyas vintage de L’Arca Barcelona / Fotos, cortesía ©La Fotografía de tu Boda.
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