Disfrutar de los recuerdos de una vida, es vivirla dos veces. Los recuerdos están hechos de amor, risas y pequeños instantes llenos de emociones y viceversa, porque cada uno de nosotros estamos hechos de recuerdos. Algo que saben bien los fotógrafos y fotógrafas de boda, quienes se dedican a capturar esos instantes efímeros que para nosotros tienen un valor incalculable. Un recuerdo congelado en una foto.

Eliges a un fotógrafo profesional e inviertes para tener el reportaje más bonito y especial. Y sí, tendrás a tu disposición más de 3.000 fotografías de un sólo día, pero créeme, no necesitas un millar de fotos para tener un mejor recuerdo y tampoco haces nada con tener las fotos sólo en formato digital. Ya nos lo decía con contundencia la fotógrafa Paula G. Furió: «Di sí a un recuerdo tangible de tu boda».

Vivimos en una era 100% digital donde la mayoría de la información está a golpe de un clic y adaptada a mil dispositivos, en donde todo existe pero nada resulta tangible. La fotografía no escapa a esta realidad. De hecho, ahora que es digital nos preocupamos más por tener la mayor cantidad de instantáneas –que no precisamente instantes– que en tener una selección de calidad. Un error que muchas parejas comenten. ¿Te has parado a pensar qué pasaría si se te daña el ordenador o la tarjeta de memoria y pierdes todas las fotos?. ¿De verdad quieres arriesgarte?.

Hay momentos que merecen ser impresos y disfrutarse en papel, y uno de ellos es el día de la boda. Compaginar las fotografías en formato digital con las clásicas impresas es lo realmente ideal; especialmente por ese valor real y melancólico de tener en tus manos y compartir vuestras fotos, y porque, como bien dicen los fotógrafos de Padilla & Rigau, «un álbum impreso nos sirve para recoger una selección de lo mejor de lo mejor» de entre todas esas imágenes del reportaje de la boda.

Álbum de boda de Paula G. Furió, tradicional y con fotos vintage.

 

Álbum de boda de Leo Tornev, álbum de impresión digital.

 

El álbum de la boda, ¿tradicional o digital?


 

Si finalmente te decides por tener las fotos como un recuerdo tangible tendrás para elegir entre dos tipos de álbumes: el ‘álbum digital’, en el que las fotografías se imprimen directamente sobre el papel del propio álbum tras una maquetación previa; y ‘álbum tradicional’, donde las fotografías se imprimen o revelan individualmente y se pegan a cada página. También está la opción de ‘guardar’ las fotografías reveladas dentro de bonitas cajas, otra idea igual de interesante para conservar y tener las fotos en papel.

Eso sí, para que el álbum digital con fotos de la boda no pase de moda ni termine rayando lo hortera lo aconsejable es que el diseño y maquetación sean sencillo, elegante y atemporalidad, evitando montajes recargados, adornos y efectos desastrosos (recuerda que lo importante es la fotografía). Para la elección del álbum en sí, hay un sinfín de opciones y cada fotógrafo tiene sus propuestas y preferencias, desde álbumes artesanos y cosidos a mano, con hojas de papel de algodón o en papel reciclado con certificado FSC (papel procedente de bosques sostenibles) a álbumes encuadernados con preciosas telas estampadas o en tonos lisos y clásicos. Además, hoy en día los fotógrafos prestan especial atención a la ‘entrega’ del reportaje de bodas, cuidando con detalle y mimo tanto los álbumes como el packaging final.

Y no tienes por qué preocuparte, porque elijas la opción que elijas, todos los fotógrafos incluyen siempre un USB con tooodas las fotos contratadas, para que así las tengas en todos los soportes posibles.

«La mejor manera de disfrutar de vuestras fotos es tenerlas en papel, enmarcadas, apoyadas en algún estante o simplemente pegadas con imanes en la nevera. ¡Lo importante es verlas!». Una afirmación final de Paula G. Furió con la que no podemos estar más de acuerdo.

Álbum de boda de Padilla & Rigau, la caja ‘wedding memories’.

 


Álbum de boda de Paula G. Furió, selección fotos sueltas impresas o reveladas.
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