Siempre me gusta aclarar al lector/ra, que esto que llamamos editorial o sesión de fotos, no es más que la simulación de lo que una boda puede llegar a ser, y que un grupo de profesionales del sector nupcial realiza para inspirar (de ahí su nombre en inglés: ‘wedding inspiration’) y aportar nuevas ideas a las futuras parejas. Un precioso ejercicio de visualización que, en el caso de esta editorial, traspasó el simbolismo convirtiendo por sorpresa una de las escenas en un momento de lo más real. Pero esto lo contaré más adelante.
40 días y 500 noches es un pequeño homenaje a todas esas parejas que, tal y como nos cuenta la fotógrafa Elena Sangerman, «la cuarentena puso el mundo al revés, alejó físicamente de las personas que más queremos y, a la vez, acercó nuestros corazones más que nunca. Si (Joaquín) Sabina aprendió a olvidar en 19 días y 500 noches, nosotros aprendimos a querer. A querer más y a querer mejor. A disfrutar de los detalles y de las experiencias que dan sentido a nuestras vidas». Porque las vivencias que atesoramos son el nuevo lujo esta editorial recorre distintos escenarios que remarcan el poder de vivir y compartir más juntos que nunca. Desde el despertar del día de la boda hasta la primera luz del alba del día siguiente… y el siguiente… y el siguiente.
Con un estilo nupcial perfecto para parejas modernas y una estética cuidada, detallista y exclusiva, (bajo la organización de las wedding planners Romeos y Julietas y un equipo de proveedores que consiguen con su trabajo despertarnos bonitas sensaciones), la propuesta es la celebración de una boda íntima o micro wedding, en la que los protagonistas lo sean más que nunca.
Fotos, cortesía ©Elena Sangerman
Equilibrio entre clásico y moderno, y un toque de desenfado, las clave del look de novia y novio.
Para los looks de ella, se utilizan las siluetas ligeras de los vestidos de novia de Otaduy, con un primer vestido más bohemio con capucha, acompañado de un precioso ramo de novia silvestre en tonos empolvados; y un segundo look más moderno y sensual con vestido lencero de satén y cazadora blanca de novia. Para la peluquería se destaca con suaves ondas el corte de pelo en media melena de Marta; mientras que el maquillaje mantiene la naturalidad como base, trabajando especialmente la piel, acentuándolo un poco más para destacar la sensualidad del bridal look de la tarde – noche. Un divertido tocado de plumas blancas es el accesorio ideal para el momento del baile.
Para los look de él, se parte de la elegancia clásica del novio con un toque desenfadado. Para la ceremonia, un elegante traje de sastre de tres piezas en tonos azules con prendido de flores a juego con el ramo de la novia. Y para la noche, un look con traje negro y camisa blanca (sin corbata ni pajarita) con el cuello sin abotonar, para denotar ese desenfado.
Fotos, cortesía ©Elena Sangerman
Fotos, cortesía ©Elena Sangerman
La belleza orgánica y silvestre del arco de la ceremonia fue el escenario (real) de una inolvidable pedida de mano sorpresa.
Para la ceremonia se eligió un espacio sin rehabilitar (pero habitable), cuyas paredes vestidas con la pátina del tiempo y del descuido fueron el lienzo ideal sobre el que contrastar la belleza orgánica y efímera del arco de la ceremonia. Una instalación floral asimétrica realizada por Flores de Bohemia que destaca por su estilo silvestre y de tonos verdes, prescindiendo de flores al uso.
Fue en este momento donde la ‘simulación’ pasó a convertirse realidad. Marta y Gonzalo son pareja en este wedding inspiration pero, sobre todo, son pareja en la vida real. Con un par de cómplices secretos, Gonzalo sorprendía a Marta pidiéndole matrimonio en plena sesión de fotos. La secuencia completa de las imágenes de este momento irrepetible es adorable (aunque nosotros la hemos resumido), y muestra la completa sorpresa y felicidad de la –ya, oficialmente– futura novia.
Sin duda, la frase que nos decía al inicio Elena Sangerman con la que nos invitaba a «disfrutar de las experiencias que dan sentido a nuestras vidas», toma más sentido, valga la redundancia, con escenas tan reales, espontáneas e inolvidables como estas.
Fotos, cortesía ©Elena Sangerman
Inspiración para celebrar una boda íntima o micro wedding urbana y bohemia.
Las preciosas vistas al atardecer desde la azotea del Casino de Agricultura de Valencia, un edificio emblemático de la ciudad, fue el segundo escenario de editorial de inspiración para bodas íntimas o micro weddings. Y es que, aun cuando aquí mostramos sólo a la pareja, perfectamente estos escenarios e ideas son extrapolables a todo tipo de bodas. Especialmente, para las llamadas bodas COVID-19 donde hay que cumplir unos aforos muy reducidos y las celebraciones al aire libre son la mejor opción. También con ’40 días y 500 noches’ el equipo de proveedores plantea la experiencia de disfrutar de una boda en la ciudad desde una óptica realmente cosmopolita; homenajeando, además, a «todas esas parejas que (durante el confinamiento) decidieron declarar su amor desde terrazas, balcones o ventanas».
Para la decoración de la mesa se elige una paleta de colores dulce y elegante, con tonos rosas y amarillos empolvados para destacar los preciosos centros de flores (que mantienen un aire asilvestrado, pero mucho más romántico), y tonos azules y grises para vestir la mesa. Para tomar muy buena nota, hay detalles delicados y bonitos como la minuta en papel artesanal y la cinta de seda para atar los cubiertos.
Fotos, cortesía ©Elena Sangerman
Fotos, cortesía ©Elena Sangerman
Vídeo, cortesía ©Anker Prod Weddings
CRÉDITOS | PROVEEDORES
Organización y decoración: Romeos y Julietas / Localizaciones: El telar de Miguel Martí y Casino de Agricultura de Valencia / Decoración floral: Flores de Bohemia / Menaje: La guinda de tu fiesta / Maquillaje: Cristina Crespo / Peluquería: Princesas de Paloma Barba / Vestidos de novia: Otaduy / Tocado: Grace by Kike Cerdá / Zapatos de novia: Jimmy Choo / Total look novio: Blackcape / Pareja: Marta Dalmau y Gonzalo Bello / Iluminación y sonido: Love Fest / Vídeo: Anker Prod / Asistente de fotografía: Maria Navarro / Fotografía: Elena Sangerman.