Emociones que se captan y emociones que se buscan captar. Vuelo de drones y vuelta al carrete de fotos (‘film’ para los entendidos). Luz, enfoque, exposición. Fotografías que salvan almas y almas que se enamoran de la fotografía de boda. Competitividad, reputación, ser tú mismo, sinergias…

¡Bienvenidos a la jungla de la fotografía nupcial!, o lo que es lo mismo, el congreso BodaF Europe 2014 en el que he estado de visita (invitada por la organización en calidad de medio especializado en bodas) durante una jornada y estas son las conclusiones y reflexiones que extraigo sobre fotografía y fotógrafos de boda.

Fotografía ©Aurora Lechuga
(Premio BodaF 2014 en categoría reportaje)

 

¿Está saturada la fotografía de bodas?


 

Está claro que la crisis ha llevado a muchas personas a buscar en el santo grial que el sector de las bodas parece ser, aunque al llegar se encuentren con otra gran jungla; pero también está claro –personalmente hablando– que nunca la fotografía de boda había tenido tanto nivel y calidad. Y que me disculpen los fotógrafos sociales de siempre, pero si el renovarse o morir, la competitividad, la globalización y los nuevos puntos de vistas ayudan a elevar artísticamente fotografía de bodas entonces, bienvenida sea esta tendencia.

Una casualidad hizo que, justo la noche antes del congreso, leyera el artículo ‘Sin recuerdos’ publicado por la fotógrafa Mercedes Blanco donde comenta que cada día se suben sólo a Facebook más de 300 millones de imágenes, y no hace falta ser un experto para darnos cuenta de que muy pocas expresan algo, muchas carecen de verdadero interés y la mayoría no tienen ni mínima calidad. «Fotografiar se ha convertido en algo así como un impulso, un tic nervioso que resuelve una situación con un lenguaje, por lo general, de lo más pobre», apuntaba con acierto crítico Mercedes. Pero los recuerdos no pueden ser un simple impulso. Hay tiempo para contemplar y un tiempo para retratar.

Fotografía ©People Producciones
(Premio BodaF 2014 a fotógrafo revelación)

 

¿Valoramos una buena fotografía (de boda)?


 

La industria pone a nuestro alcance cientos de aparatos (cámaras, móviles, tablets) y aplicaciones que nos permiten hacer fotos; y no resto ni un ápice de la valía de esta oportunidad. Pero, todos podemos cocinar con la Thermomix y también podemos fotografiar, pero eso no nos convierte ni en chef ni en fotógrafos profesionales. Son dos conceptos distintos que no compiten entre sí. El mérito se resta cuando, ¡oh sorpresa!, somos los unos los que infravaloramos la labor de los otros.

Una buena fotografía es la conjugación de técnica, belleza y emoción, y tiene el valor de ser una buena foto; aunque para algunos quizás no sea más que una simple imagen… Pero esa imagen será capaz de trasportamos a un recuerdo y trasmitirnos una sensación. No es una pose, aunque si una postura. Es una aptitud y también una actitud. Es un «clic» que busca un fin que va más allá de copar el almacenamiento del móvil o de una tarjeta de memoria.

Fotografía ©Sara Lobla
(Premio BodaF 2014 a 3ra boda mejor narrada)

 

Avanza la fotografía de boda con el vuelo de drones y a la vez vuelve a la melancolía de las fotos analógica. Precisa metáfora de la época en que vivimos en la que, al final, sólo quedarán nuestros recuerdos detenidos –quizás– en el instante exacto en el que se disparó la cámara.

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