Si me volviera a casar… tengo claro que celebraría una boda de tres días. Siempre cuento que una de las cosas que más disfruté fue la cena previa a mi boda, y se me hizo todo tan corto. Pocas son las pocas ocasiones en las que logras reunir a amigos y familiares, más si tienen que venir de distintas partes del mundo y rincones de España. Mi esperanza está en mi hermana (jeje), a quién suelo mostrar bodas en la playa, como la boda de Dara y Willy en La Graciosa, y ahora la boda de Maite y Carl en Cabo de Gata.
La de Maite y Carl fue una preciosa y divertida boda de tres días. El viernes celebraron una fiesta blanca en la Playa de los Genoveses; el sábado, fue la ceremonia religiosa y la celebración oficial; y el domingo realizaron un brunch informal en el Beach Club de Agua Amarga.
Eligieron Cabo de Gata por es la localidad de origina de los padres de Maite, el lugar al que suelen escaparse los dos para disfrutar de días de relax y, sin duda, el entorno ideal para este tipo de boda. Para las fotografías contaron con Padilla & Rigau, porque, en palabras de la novia, “nos encantan y no podían pegar más con el rollo que le queríamos dar a la boda. Tienen muchísimo arte para coger la luz de las cosas, y esa luz de Cabo de Gata solo la podían captar ellos”.
La fiesta preboda en Cabo de Gata de Maite y Carl.
{MAITE, la novia} Organizamos la boda nosotros mismos. Queríamos que la boda fuera un claro reflejo de nosotros y nuestras vidas, y nos era complicado delegar algo que solo tú sabes cómo lo quieres. Pero nos hubiera venido muy bien una ayuda. Semanas antes de la boda cogimos a una chica de la zona para que nos ayudara con el tema de los invitados, ya que eran 180 invitados y tres días de fiestas en un parque natural.
El estilo de la boda surgió a partir de juntar nuestro estilo personal y el sitio. Yo diría que fue una mezcla entre ‘naturaleza romántica’ y ‘desierto con vistas al mar’. De inspiración, montones de pantallazos de Instagram jeje. Como paleta de colores el rosa palo, rosa pastel, blanco y verde olivo.
Para el detalle de las invitadas, elegimos hacer honor al clima desértico –y procedencia de mi familia– regalando cactus y suculentas en maceteros artesanales típicos de Níjar, que encargamos y personalizamos con nuestro logo. Para el detalle de los chicos, queríamos encontrar algo relacionado con Carl, que es medio francés medio sueco, y como el toque francés ya estaba en los vinos de las cenas (Carl es un apasionado de los vinos), pensamos en una sal y pimienta sueca que utilizamos nosotros para el día a día. Hicimos el encargo a Suecia y personalizamos con pegatinas con nuestro logo y donde se podía leer: “Always together, like salt and peper”.
La boda en Cabo de Gata de Maite y Carl
Hortensias blancas, rosas ‘Belle’ (mi rosa favorita), peonias rosa palo, rosas melocotón, eucaliptus rizado, paniculata y olivo estaban presentes tanto en mi ramo de novia (que además llevaba suculentas) como en la decoración floral de la Iglesia y de los tres días de celebración (pero cada día con más acentuación en unas u otras flores).
Mi vestido de novia fue una odisea. Aunque miré en 20 sitios más, terminé haciéndolo en el primer lugar al que fui y que me enamoró: Otaduy. El vestido era una mezcla entre el corte evasé y el estilo princesa, confeccionado en seda natural y encaje chantilly en cuerpo, espalda y mangas. El velo que era también de Otaduy, de seda natural con la puntilla del mismo encaje del vestido.
La boda en Cabo de Gata de Maite y Carl
Encargué tres tocados a medida para cada día de celebración; una experiencia bonita porque pude escoger hasta el último detalle de cada uno. El tocado de la fiesta preboda fue una corona de hojas dorados (un poco estilo ‘princesa griega’); el de la boda fue una doble corona de flores cerámicas blancas y rosa palo con algún toque melocotón y puntos de pedrería para darle un toque de brillo. Y, el último, el tocado del brunch postboda, una gran corona de flores naturales preservadas en tonos rosa, nude y blanco.
Como anécdotas de nuestros looks de novios: mi alianza era de la colección OUI de Dior (muy divertido porque como me casaba con un francés el “Oui” tenía total sentido), y las suelas de los zapatos del novio, hechos a mano en Francia, fueron grabados con la frase “Te quiero” a petición mía.
La fiesta postboda en Cabo de Gata de Maite y Carl.
Fotos, cortesía ©Padilla & Rigau
CRÉDITOS | PROVEEDORES
Ceremonia: Religiosa / Lugar: Iglesia de Rodalquilar / Celebración: Hotel Real Agua Amarga / Catering: Alameda / Anillo de pedida: Rabat / Vestido de novia y velo: Otaduy / Zapatos de novia: Prada / Tocados: Secretos de Alcoba / Maquillaje y peluquería: Montse Ribalta / Traje del novio: Neil Barrett / Camisa y corbata: Dolce & Gabbana / Zapatos novio: J.M. Weston / Fotografía: Padilla & Rigau.