El padre de la novia

Pensé que sería fácil pero me equivocaba. Jamás imaginé lo complicado que me resultaría expresar, sólo con palabras, el sentimiento más allá de la felicidad, que un hombre, un padre, experimenta el día que ve casar a su hija.

Él, sólo él, se convierte en  espectador privilegiado, en el único acompañante los minutos previos al gran paso. Está ahí, satisfecho, feliz, paciente, atento, nervioso y preparado para disfrutar como nunca. Siempre he creído en la magia de los momentos y ésta es una prueba real de que existe.

Siempre juntos. Formando un gran equipo, el mejor de todos, mientras las palabras dejan paso a las miradas que, por cierto, empiezan a hablar por sí solas.

Nunca olvidaré la cara de mi padre el día de mi boda, sus ojos encharcados en lágrimas cada vez que me miraba, su cara de absoluta felicidad, su elegancia, sus manos temblorosas cuando se disponía a hacer el brindis, sus palabras cargadas de cariño mientras bailábamos… Él y sólo él.

El padre de la novia

Fotos, cortesía ©Cristina Díaz

 

Por eso, todo esto va por ti, padre de la novia. Porque no hay mejor manera de homenajear a un padre que recordándolo en uno de los días más importantes de su vida.

Él será testigo y parte integrante de esos momentos llenos de nerviosismo y felicidad a partes iguales. Espacio reservado a las miradas cómplices, a las sonrisas más sinceras, a los últimos retoques, al repaso fugaz de todo lo vivido hasta ese preciso instante.

Se mostrará siempre dispuesto a ayudar en lo que sea, a participar de los preparativos, sabe que forma parte de algo único e irrepetible y no lo desaprovechará. Orgulloso de lo que representa, orgulloso de ti, querida futura novia, de llevarte al altar, de guardar los anillos como el tesoro más preciado, de estar pendiente del más mínimo detalle, de tu voz, de tus gestos, de tu ramo, de los invitados… pero, sobre todo, estará dispuesto a ser feliz y tocar el cielo de tu mano.

El padre de la novia

Fotos, cortesía ©Cristina Díaz

 

Será el primero en ver a su hija más guapa y radiante que nunca. Será feliz porque ella también lo es. El primero en emocionarse, seguro, en llevarla de su brazo sin dejar que ni siquiera el viento le roce mientras sonríe al mundo como si nada más importase, porque así es. No lo olviden, él ha sido, es y será, el primer hombre de su vida.

¿Me crees ahora cuando te digo que la magia existe? Solo tienes que mirarle para confirmarlo: es el padre de la novia.

El padre de la novia

El padre de la novia

Fotos, cortesía ©Cristina Díaz
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